¿Les suena la frase: “Así en la tierra como en el
cielo”?
Seguro que a más de un oyente si le ronda por la
cabeza, porque forma parte de una oración de la religión católica que muchos
aprendimos de memoria, el Padre Nuestro…
Pero no voy a hablar de religión, sino de
ciencia. Y también de mar.
En la Edad Media, cuando se le dio la espalda a la
cultura que había asegurado que la tierra era redonda, y que el mar no lo
rodeaba todo, como representaban en los antiguos mapas, la iglesia católica
adoptó la teoría promovida por un filósofo griego llamado Aristóteles. Y no
solo defendió sus teorías, sino que además, acusaba y quemaba a los que no
pensaban igual.
Según los seguidores de Aristóteles, el universo
estaba dividido en dos mundos compuestos de distintas clases de materia.
Partían de la presunción de que la tierra se encontraba en el centro del universo
y veían la órbita lunar como la frontera de este mundo terrestre.
Todo lo que se encontraba por debajo de la luna
formaba el mundo sublunar o terrestre, que consistía en los famosos cuatro elementos
de la filosofía griega: tierra, agua, aire y fuego.
Más allá de la luna se encontraba el mundo supralunar,
compuesto de una materia más perfecta, celestial.
Luego, según esta teoría, el universo giraba
alrededor de la tierra, y además todo lo que estaba representado en la tierra,
formaba parte del universo
“Así en la tierra como en el cielo”, no hace sino
repetir este esquema. En consecuencia, si en teoría el universo debía ser
perfecto y girar en torno a la tierra, la trayectoria de los planetas y la
posición de las estrellas deberían ajustarse a estas teorías”.
De esa forma, se ascendía a los cielos o se bajaba a
los infiernos. Los médicos de la época consultaban la posición de las estrellas
para conocer las dolencias de sus pacientes…
Y los horóscopos y la posición de los planetas, de los que ahora tanto dudamos, formó parte
de nuestra cultura y de la visión de la vida hasta bien avanzado el siglo XVII.
¿Cuándo comenzó a resquebrajarse la teoría
aristotélica y adoptamos una nueva concepción
del universo?
Cuando comenzaron las largas travesías oceánicas y
los navegantes se volvían locos para orientarse en los mares, por la noche,
porque las estrellas por las que se guiaban no respondían a las teorías
científicas impuestas por el poder establecido.
Siglos después, seguimos conservando frases y
expresiones de hace siglos que ahora ya han perdido su sentido original.
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