lunes, 2 de enero de 2017

Cultura Náutica: "El botín de los corsarios"

Hemos hablado del Juramento pirata y de cómo se repartían el botín…pero ¿Qué recibían los corsarios, los que pirateaban legalmente con ‘patente de Corso’?
Porque los británicos lo tenían todo medido.
Lo más importante es que hubiera botín, y luego, cómo repartirlo. Para ello había un tribunal británico de trofeos para tiempos de guerra, que consideraba legal el botín y lo obtenido, como un trofeo legítimo.
El beneficio se obtenía de la venta del barco y su cargamento. El importe era repartido entre la Corona  y el almirantazgo, con porcentajes escrupulosamente establecidos. En 1708, la reina Ana de Inglaterra, cedió la parte de la Corona a los marineros como incentivo para que se enrolaran.
El dinero se repartía en octavos: tres octavos para el capitán, uno para el comandante en jefe, uno para los oficiales, otro para los suboficiales y los dos octavos restantes para la marinería.
Señala Peter d. James, que la cesión a la marinería de la parte que correspondía a la Corona, se mantuvo hasta el final de la segunda guerra mundial.
Dicho esto, si se tiene en cuenta el inmenso valor que tenían los barcos españoles, tanto por lo que transportaban como por la nave, que en aquellos tiempos podrían producir un beneficio de entre medio millón y millón y medio de libras, no es necesario señalar, que los oficiales y la flota inglesa estaba más que dispuesta a servir con ‘patente de corso’.
Y que a veces, se utilizaba ‘la influencia’ para que un oficial en lugar de otro se hiciera responsable de un barco británico con patente de corso, porque eso les aseguraba fortuna. Y que algunos de los oficiales británicos que luego llegaron a acumular grandes fortunas, lo hicieron a través de los botines y los actos de piratería cometidos sobre la flota y los galeones españoles…

Pero, eran piratas legales, aunque piratas, al fin y al cabo.

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